viernes, 23 de marzo de 2012

Jinete de dragones, amo de la ecumenopolis.


Año 1982, el director Ridley Scott finalmente estrena el film basado en la novela de Philip K Dick (1928-1982) ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? con el muy comercial titulo Blade Runner. El espectador asistía al espectáculo de la ciudad heredera de la Metrópolis de Fritz Lang, pero sin la simbologia y estética del expresionismo alemán, calles sucias y lúgubres, masas desplazándose constantemente sin rumbo aparente y titanicos edificios que prácticamente se podrían considerar en ruinas.
Un año antes a la aparición del film de Scott se estrena la cinta de animación Heavy Metal, dirigida por Gerald Potterton, uno de los miembros del equipo de animadores de la película Yellow Submarine. El publico asiste a una antología de relatos de ciencia ficción y fantasía animados exclusivamente para adultos y adolescentes.
Demos un salto en el tiempo y cambiemos de medio, año 1995, la compañía japonesa Sega desarrolla el juego Panzer Dragoon. Los jugadores disfrutan de un mundo futuro que prescinde de la ya muy sobada estética space opera, sobre explotada en el genero de "matamarcianos" (o según los conocedores, rail shooter) y donde alta tecnología se entremezcla con los elementos propios de la fantasía de espada y brujería como los dragones y los héroes predestinados.
Todos estos eventos, aunque parezcan no tener ninguna conexión, fueron instigados por una figura común, la del dibujante de origen francés Jean Henri Gaston Giraud. Conocido por su sobrenombre, Meobius, Jean Giraud fue en los 70 del pasado siglo XX una figura clave para el medio de la narrativa gráfica gracias a su concepción estética del futuro como decadente u abstracta visión de lo fantástico.
Jean Giraud sucumbió al cáncer, a sus 73 años de edad el 10 de Marzo de este 2012, finalizando así la etapa dorada del cómic de ciencia ficción en el medio francés que tan buenas obras nos ha legado.
Sin Jean Giraud la revista Metal Hurlant posiblemente no hubiera captado la atención necesaria para instigar la formación de su versión norteamericana, Heavy Metal, principal ariete en contra del rancio Comics Code a principios de los 80 y que nos ha permitido conocer a autores como Simon Bisley.
Sin el arte de Moebius en el cómic de Dan O'Bannon The long tomorrow, Ridley Scott posiblemente no hubiera tenido bien claro como reflejar el futuro decadente de la obre de Dick en su adaptación cinematográfica.
Sin el Arzach de Moebius los autores japoneses hubieran seguido la única referencia foránea que tenían sobre la narrativa gráfica, la norteamericana, y posiblemente el animador Hayao Miyazaki no hubiera desarrollado el mundo de Nausicaä (originalmente quería hacer una adaptación de una obra del también genial Richard Corben).
Por ello, doy este humilde ultimo adiós a un autor que demostró como a veces el arte de la narrativa gráfica puede ser fuente de inspiración para medios diferentes e incluso establecer diálogos entre diferentes contextos culturales.

Adendum.
En nuestra época, la mayoría de jóvenes con cierto interés hacia el cómic desconocen por completo a Moebius, así como tributo a su persona, dejo aquí una lista de obras del gran artista que creo que se deberían disfrutar:
-¿Es bueno el hombre?
-Arzak, el vigilante.
-El Incal.
-Mayor Fatal 1:El garaje hermético.
-Silver surfer: parábola.

Existen también varios libros que recopilan su trabajo como ilustrador, aunque hoy en día son ciertamente difíciles de encontrar debido a que pueden estar descatalogados.





sábado, 17 de marzo de 2012

Hablando con el Inquisidor.


Recientemente tuve un grato encuentro en una librería especializada de Barcelona con el escritor Ian Watson, conocido por los aficionados de la franquicia Warhammer 40.000 por ser autor de la trilogía The Inquisition War (re-titulada en su ultima edición como la saga de Draco), base de muchos conceptos presentes actualmente en el universo de ficción de Games Workshop.
El autor británico estaba realizando firmas sobre sus libros mientras consumía cerveza entre dedicatoria y intercambio de palabras con algún aficionado a su obra. Movido por la curiosidad, y en pos de comprobar lo que un autor del medio opinaría sobre un futuro trabajo que estoy realizando para la universidad (del que hablare en algún futuro articulo), entable conversación con el Sr. Watson.
Sin muchas ganas de adentrarse en temas profundos, acabe hablando con el autor sobre temas más triviales, des de su experiencia con la contaminación de las grandes urbes el tiempo en que vivió en Japón hasta su confesión de no ser gran aficionado al mundo del cómic tras ser preguntado que opinaba sobre la obra del recientemente difunto Jean-Giraud (Moebius). Entre interrupciones y obvias perdidas del hilo conversacional surgió la pregunta comprometida: ¿Cuales eran las cinco obras del genero que él consideraba las mejores?.
Watson tardo en escribir en un pequeño papel la lista, no tan solo por el continuo flujo de obras que debía de firmar sino posiblemente por el reparo de confesar una lista con la cual muchos no estarían de acuerdo.

Según orden de importancia, estas son las obras:
-A voyage to Arcturus; LINDSAY, David.
-StarMaker; STAPLEDON, Olaf.
-The stars my destiny/ Tiger! Tiger!; BESTER, Alfred.
-Stand on Zanzibar; BRUNNER, John.
-Rogue Moon; BUDRYS, Algis.

He de confesar que tanto la primera como la ultima obra de la lista no pertenecen al canon que yo tengo entendido de acuerdo con figuras como John Clute o Adam Roberts, así que tras una rápida consulta a las fuentes de información comunes me encontré que la obra de Lindsay fue esencial para que el autor de las Crónicas de Narnia, Lewis, escribiera The silent planet y otras obras pertenecientes a su ciclo de fantasía planetaria. La obra de Budrys, perteneciente a los 60 se encuentra en el ámbito de lo que por aquel entonces era un tropo común en la ciencia ficción, el hallazgo de monumentos o artefactos alienigenas y el impacto que este descubrimiento tenia para con sus descubridores.
Tras despedirme del Sr. Watson y de su mujer, le pregunte si podía hacer publico la lista, con la única condición de que indicara que la elaboro bajo los efectos del alcohol.


martes, 7 de febrero de 2012

Los comics de la EC: La otra “caza de brujas”.


El mundo del comic americano es considerado por muchos como algo propio de niños o adolescentes, muchos consideran que es la expresión mas baja de cultura popular y de las artes. No obstante es una industria que mueve miles de millones al año y que ha generado franquicias multimillonarias vinculadas a personajes asociados al género de los superhéroes. Lo que pocos saben es que a mediados del siglo pasado no era la industria multimillonaria que conocemos hoy ni tampoco era visto como algo propio de críos o asfixiado por los personajes vestidos de pijama con súper poderes. Hubo una época donde el comic Estadounidense tuvo una gran calidad narrativa y artística, la cual fue truncada tanto por los intereses y prejuicios de unos pocos y el miedo de aquellos que vivieron esa época dorada. Este monográfico está dedicado a hablar de esos días y el motivo por el cual, el comic americano, es como es el día de hoy.

Entertainment Comics: Cuando los buenos comics dominaban la Tierra.

Reconocida como una de las editoriales bajo amparo de la cual se publicaron los mejores comics antológicos de mediados del siglo pasado, Entertainment Comics (más conocida como EC) fue fundada por Max C. Gaines (conocido editor de una de las primeras editoriales especializadas en el medio, Famous Funies) en el año 1946, tras dejar la editorial DC donde llevo a cabo la publicación de los comics Picture stories from the Bible y Picture stories from American history, publicaciones donde se apuntaba hacia su proyecto de convertir el, por entonces, joven medio en un vehículo para la educación de los niños y no tan niños. Educational comics (titulo que por entonces tenía la editorial) empezó sus andanzas con los dos títulos iniciados por Gaines en DC más Picture stories from World history y Picture stories from science, complementados por una línea dirigida hacia un público infantil y no juvenil (compuesta por títulos como Animal fables, Tiny Tot comics, Land of the lost y Dandy comics) que no llegaron a venderse muy bien y forzaron Gaines a cambiar el nombre de la editorial por el cual se le conocería hasta su debacle, Entertainment Comics.

En 1947 Max C. Gaines moriría en un accidente de barco, dejando una editorial en declive a su hijo William C. Gaines, de veinticinco años de edad. Con un editor más consciente con lo que quería el público juvenil, EC comenzó a publicar dos series de género negro, dos de western y una dedicada a al género de aventuras (Crime patrol, War against crime, Saddle justice, Gunfighter y Moon girl respectivamente) el año siguiente a la muerte de su editor original. En 1950 el cambio editorial promovido por William hizo que las ventas de EC se elevaran y en conjunción con su segundo de abordo, Al Feldstein, se iniciara lo que William denominaría New trend. Todos los títulos de EC fueron sustituidos por el famoso formato antológico, haciendo especial énfasis en el género de terror y ciencia ficción, dando a conocer títulos como Crypt of terror, Haunt of fear y el famoso Tales from the Crypt, además de Wierd science y Wierd fantasy, y una serie que seguía la estela de los primeros títulos de género negro de la editorial, Crime Suspenstories. El género de terror era ya un conocido del público juvenil de la época, no obstante, la formula antológica de la EC, los temas de sus historias y sobre todo los desenlaces sorpresa de estas, fueron lo que hizo que estos tres títulos tuvieran tanto éxito entre los adolescentes, mientras que los títulos de ciencia ficción y crímenes se enfocaron a un público principalmente adulto, cosa poco común en el medio en la década. Gaines y Feldstein iniciaron su New trend como un experimento para comprobar si el formato antológico y enfocar títulos tan solo para el público adulto tendría mercado, y al obtener frutos de este, se inicio un periodo en la firma para ofrecer comics para un lectores no infantiles o juveniles de gran calidad. Un ejemplo del interés por mejorar los comics ofrecidos por la EC serian las series Two-fisted tales y Frontline comics, enfocados hacia un público veterano de guerra y considerados por los críticos norteamericanos como uno de les mejores publicaciones sobre aventures y genero bélico, donde destacaba el dibujante Harvey Kurtzman, obsesionado por el detalle y el realismo hasta el punto de visitar personalmente bases navales y aéreas para poder dibujar de primera mano los modelos de submarinos y cazas que aparecerían en sus comics. Las historias bélicas de estas dos publicaciones llegaron a ser populares no tan solo por la calidad del arte de Kurtzman, sino por la crudeza de la mismas hasta el punto de ser consideradas antibelicistas en comparación a aquellas que estaban dirigidas a un público juvenil y prácticamente vanagloriaban el conflicto bélico mas que presentarlo como una tragedia humana. La captación de un mayor número de lectores adultos incito a la aparición de Shock Suspenstories en 1952, serie antológica donde se llego a tratar temas como la drogadicción o las relaciones extramatrimoniales, y en el mismo año haría acto de aparición Mad comics, que causo gran impacto debido a ser el primer comic que satirizaba de forma extremadamente, irreverente, cínica y acida las costumbres, política y cultura popular americana de la época y en 1954 se empezó a publicar Panic, complemento de Mad comics y Wierd science-fantasy, fusión de las dos series de la casa dedicadas a la ciencia ficción. EC había conseguido con tan solo ocho series de comics revolucionar el medio en Estados unidos, pero entonces negros nubarrones comenzaron a aparecer en el horizonte.

Wierd science: “¿Y qué hace un negro en una nave espacial?”.

Al final de la Segunda guerra mundial, algunos de los beneficiarios de las ayudas propiciadas por la administración Roosevelt se decantaron por las academias de arte, interesados en subirse al carro de la boyante industria del comic. Entre estos ex soldados se encontraban Harry Harrison y Wally Wood, fans de la ciencia ficción pulp de la época e interesados en dedicar el resto de sus días al medio de la cuatricromía, que hicieron acto de presencia en las, por entonces, pequeñas oficinas de EC en 1949. Durante ese primer año en la editorial, ambos dibujantes (y aspirantes a escritores) se dedicaron a uno de los títulos de western de la casa hasta que Gaines decidió llevar a cabo su plan editorial “New trend”. Wally, miembro de un club de aficionados a la ciencia ficción, decidió compartir con Gaines la idea de publicar comics antológicos de ciencia ficción, haciendo uso de la información que disponía para darle a conocer la popularidad del género. William acepto de buena gana, y tras publicar las tres series de terror se inicio la publicación de Wierd science, en Mayo de 1950, y Wierd fantasy, en el mismo mes. A diferencia de la ciencia ficción de Flash Gordon, Buck Rogers, o por la entonces conocida serie Planet Comics, Wally y Harry quisieron ofrecer historias maduras y de calidad que evocaran a aquellas publicadas por el legendario editor John Campbell en su revista de relatos pulp Astounding science fiction y que no fueran simples historias de indios y vaqueros en el espacio. Las historias en ambas series estaban escritas por los dos Wally Wood y Harry Harrison en colaboración con sus dos editores, Feldstein y William C. Gaines, el cual siempre considero que escribir historias de ciencia ficción mucho más estimulante que las de terror debido a la complejidad de estas. Los finales sorpresa marca de la casa eran una verdadera cuestión de ingenio en el caso de ambas series, y un claro ejemplo de ello serian las sesiones de brain storming donde se desarrollarían ideas como la de un viajero en el tiempo que en su intento por impedir la catástrofe del Titanic acaba siendo el causante de la misma. Debido al fuerte mensaje humanista del genero, tanto Wally como Harry se sintieron empujados a tratar temas que normalmente no hacían acto de aparición en los comic de terror de la EC de los primeros años del “New trend”, como eran el desarme nuclear, el racismo o las cuestiones de género. Ambos dibujantes estaban viviendo en una época donde su país y su principal competidor estaban desarrollando armas con una capacidad destructiva inimaginable hasta entonces, lo que incito hacer numerosas referencias a la bomba en sus comics. Fue así como se fraguo Child of tomorrow, una de las historias que causo más impacto en 1951, la cual hablaba de la supervivencia del último ser humano tras una guerra nuclear y bacteriológica que había convertido al resto en mutantes, la aparente tópica historia post apocalíptica era en realidad un alegato a la tolerancia y comunicación con su conclusión, uno de los mutantes que aparentemente querían atacar al protagonista y al que este mata se revela como su único hijo intentando comunicarse con él. Otro tema muy recurrente en Wierd science era el sexo y las fantasías sexuales, siendo populares las historias sobre chicas perfectas hechas a la medida del consumidor que concluían en frustración sexual por parte del torpe y tímido protagonista. La historias más populares referente a este tema fue Transformation complete, donde un joven sufre una transformación completa en mujer por culpa de un padre sobre protector que no desea que se case con su hija, la cual, para poder juntarse con su amado, se inyecta la misma fórmula hormonal de su padre y se convierte en hombre, transmitiendo al lector un mensaje sobre la importancia del amor sobre el género. The Maidens cried, donde un grupo de astronautas descubren un planeta habitado por mujeres perfectas y hermosas, recibiéndolos con sexo, los cuales no sospechas que la falta de hombres en el planeta es porque dichas mujeres se reproducen de forma parasitaria, dejando su huevos dentro de aquellos con los que han tenido sexo, un claro mensaje sobre las enfermedades venéreas y en For posterity se habla de la independencia de la mujer en un relato donde tras un conflicto atómica, la radiación residual tan solo permite el nacimiento de mujeres hasta que cuando parece que la especie vaya a extinguirse, una científica descubre cómo hacer que las mujeres puedan reproducirse por partenogénesis.

La buena acogida de estas historias hizo que sus autores se envalentonaran con temas más delicados, como el de la religión, en especial el cristianismo. En un relato publicado en 1952 titulado He walks among us, un astronauta del futuro lejano descubría un planeta habitado por una especie prácticamente idéntica a la humana, exceptuando que su nivel cultural y tecnológico es el propio del de la edad de hierro. El astronauta, haciendo uso de su tecnología y conocimiento científico, obra “milagros” para el pueblo, provocando la cólera de la clase religiosa, que lo acaba ejecutando y convirtiendo en una figura mesiánica adorada como una divinidad durante el resto de la historia de dicha civilización. Dicho relato no dejo indiferente a nadie, y fue el primer en colapsar las listas de correos de la editorial tras su publicación con cartas de “lectores” indignados. Por supuesto, esto no impidió seguir con la marcha de tales tendencias, ya que el tema de la segregación racial era otra estrella de ambas series de comics, destacando The teacher from Mars, donde un grupo de escolares mal trata a su maestro, un alienígena procedente del planeta rojo, tan solo por motivos relacionados con los prejuicios y el odio racial, Close shave, donde una raza de alienígenas de aspecto simiesco llegan a la tierra del futuro como obra de mano barata e intentan integrarse a pesar de la intolerancia de los humanos, dicho racismo es relatado des del punto de vista de una mujer tolerante con los alienígenas y que acaba casándose con uno de ellos. Pero la historia que hizo que la EC estuviera en el punto de mira de muchos fue Judgement Day, historia donde un astronauta (al cual durante la duración del comic, no se le ve nunca el rosto) visita un planeta habitado por robots en nombre de una federación galáctica para ver si pueden ser aceptados como miembros. El astronauta asiste a un claro problema de segregación, ya que la misma raza está compuesta por robots de chasis naranja y azul, siendo los azules víctimas de la marginación y la falta de privilegios. El embajador humano considera que los robots no pueden ser miembros de la federación hasta que no solucionen sus problemas. La Historia levanto ampollas cuando al final de la misma, el astronauta se quita la escafandra y muestra al lector que es un hombre de color, el cual tiene un monologo sobre como dichos robots no se diferencian de los humanos de hace unos pocos siglos atrás. Dicha historia fue aclamada por muchos como brillante, he incluso el escritor Ray Bradbuy (el cual conocía Wierd science y Wierd fantasy bien debido a que fueron los primeros comics en adaptar sus historias cortas) llego a decir que debería de ser de lectura obligatoria para casi todos los ciudadanos de los Estados Unidos. Por supuesto, hubo un amplio sector de personas que no les hizo mucha gracia que el protagonista de una historia de ciencia ficción donde se hablaba sobre una cuestión que evocaba a la diplomacia internacional fuera alguien de color. Aun con la calidad artística como narrativa de que disponían, Wierd science y Wierd fantasy no pudieron superar la popularidad de las tres series de terror de la EC ni tampoco los comics de aventuras y bélicos para adultos, Gaines seguía publicándolos incluso aunque perdía dinero por tan solo por el gran placer que sus autores sentían al trabajar en ambos títulos, que finalmente tuvieron que ser fusionados en 1954 para evitar pérdidas y la cancelación. Poco sabía Gaines que ese mismo año tendría que hacer frente alguien que parecía surgido de uno de sus comics de terror.

Fredric Wertham: El hombre del saco tiene título.

En 1954 se acercaban negro nubarrones a la industria del comic, el psiquiatra judío de origen Alemán Fredric Wertham había publicado su obra Seduction of the innocent, dedicada a explicar sus teorías sobre como la cultura de los comics afectaba a la muy impresionable mente de los niños, induciéndoles a desarrollar comportamientos erráticos que acabarían llevándoles al mundo de la delincuencia juvenil. Hombre procedente de la vieja Europa (nació en Munich en 1895), estudio medicina en Inglaterra y Alemania, y tras ciertos encuentros con Sigmund Freud, decidió dedicarse a la psiquiatría. Convencido de que el mundo del comic era un medio dirigido para el público infantil (y que tan solo debería de ser dirigido hacia ese público, pues los adultos interesados en tal medio eran claros casos de oligofrenia o trastorno mental), llego a postular que algunos comics ocultaban mensajes de tipo sexual, como por ejemplo Batman y Robin, donde se podía, según él, apreciar que dichos superhéroes eran homosexuales, o que Wonder Woman era un ejemplo de lesbiana dominante debido a su fuerza e independencia y que Superman era en verdad un arquetipo del perfecto hombre fascista. Wertham lanzo una cruzada en contra de lo que él llamaba comics de crímenes, que no tan solo aglutinaba aquellos comics pertenecientes al género negro, sino también los de superhéroes, de terror o cualquier otro que contuviera violencia o referencias al mundo criminal. El psiquiatra y su obra tenían un claro corte de cruzada moral contra un medio que algunos miembros conservadores de la sociedad veían con malos ojos por los temas que trataban a veces, en especial la EC en sus series de ciencia ficción. Por aquel entonces se encontraba en activo el Subcomité del Senado de los Estados Unidos sobre la delincuencia juvenil, capitaneado por senador de Nueva Jersey Robert Hendrickson, miembro del partido republicano, el cual sintió ecos de la popularidad del libro de Wertham y se decidió llevar a cabo una serie de audiencias con algunos de los editores que eran atacados por el psiquiatra germano las cual se llevaron a término el mes de Abril de 1954, los días 21 y 22, y el mes de Junio en el día 4. El tema de las audiencias era el material grafico mostrado en las publicaciones “juveniles” de terror y de género negro y el impacto que este tenía en sus lectores, dichas audiencias fueron cubiertas por los medios de comunicación, los cuales estaban interesados sobre todo por el creciente problema de la delincuencia en los menores de edad. Durante dichas audiencias ocurrió la famosa confrontación entre William C. Gaines y el senador demócrata de Tennessee, Estes Kefavuer, el cual mostrando una portada de Shocking Suspenstories donde se podía ver un hombre llevando la cabeza decapitada de una mujer y el cuerpo de esta en el suelo pregunto al joven editor si lo consideraba de buen gusto, Gaines, respondió que si, alegando que era propio de un comic sobre crímenes violentos dirigidos a un público no juvenil y que la distribución de los elementos de dicha ilustración no permitían al observador contemplar si realmente la cabeza estaba cortada o el cuerpo yaciendo en el suelo estaba decapitado, tan solo el hacha se mostraba como material explicito por que la hoja contenía sangre. La respuesta de Gaines conllevo a que los medios de la prensa lo demonizaran como un ejemplo de lo irresponsables que eran los editores con respecto a su material, e incluso llegando a afirmar que esa violencia explicita era propio de un interés propagandístico por vender su publicación a cualquier precio. La constante ofensiva por parte de las juntas de padres conservadores, que enardecidos por la obra de Wertham habían empezado a censurar por su cuenta los comics que consideraban inapropiados e incluso hasta llegar a organizar hogueras para quemas colectivas, como por la clara hostilidad del Subcomité hacia los editores y los autores, que amenazaban con la imposición de un órgano de censura controlado por ellos, indujo a que se desarrollara una autoridad regulada por los propios editores y a la cual se le llamaría Comics Code. El código prohibía explícitamente cualquier material relacionado con la aparición de violencia excesiva y aquello que se pudiera considerar de “mal gusto”, también estaba prohibido la aparición de criaturas sobrenaturales relacionadas con el género de terror, des de zombis hasta hombres lobo. Cualquier referencia a miembros de las fuerzas del orden o representantes del estado como corruptos o incompetentes debía de ser totalmente omitida, al igual que comportamientos criminales como la ocultación de armas de fuego o blancas, el secuestro, la violación, el uso de drogas, la seducción, sadismo, masoquismo. Las relaciones sexuales (tanto extramatrimoniales y matrimoniales) explicitas no podían ser ilustradas en las historias, aquello que pudiera ser considerado una perversión sexual (como la homosexualidad) tampoco y se debía de contener la carga sexual lo mejor posible. Las publicaciones tenían terminantemente prohibido mostrar palabras como horror o terror en sus títulos, por supuesto, Gaines llego a afirmar que estos últimos puntos de la censura estaban dirigidos a sus publicaciones estrella.

Tanto la elaboración de la normativa del código como la supervisión del mismo cayeron en manos del juez de Nueva York Charles F. Murphy, especializado en casos de violencia juvenil y partidario de las ideas de Wertham, basándose en el famoso Hays Code aplicado en Hollywood en los años treinta. El código empezó a aplicarse a partir del Septiembre del mismo año en que se llevaron a cabo las audiencias que indujeron a su creación.

Dos años más tarde, Gaines protagonizo la primera confrontación con el código cuando fue a reimprimir la aclamada historia Judgement Day. Según el juez Murphy Gaines debía de cambiar las últimas viñetas de la historia, y hacer que el astronauta negro fuera blanco. Gaines se negó en pleno, pues ello destruya por completo el significado de la historia, además de ser un claro caso de prejuicio racial del mundo real al no ofrecer el juez ninguna explicación de por qué el “negro debía blanquearse”, exceptuando un absurdo “esta transpirando”. Gaines exploto y le dijo al juez lo que realmente pensaba sobre la política del Comics code, un verdadero caballo de Troya pensando para acabar con aquellas publicaciones de tendencias demasiado liberales para la mentalidad conservadora. Gaines no iba mal encaminado, la censura estricta del código y la persistente vigilancia del juez Murphy y sus censores forzó a que los títulos de la EC decayeran en sus ventas al no poder ofrecer a sus lectores las historia de terror, crímenes y de ciencia ficción maduras y socialmente conscientes que había ofrecido a sus lectores hasta aquel 1954. Gaines pudo reimprimir la historia sobre segregación racial y astronautas de color, pero sería la última, ya que la editorial no pudo sobrevivir, exceptuando por Mad comics, que se convirtió en una revista satírica, fuera del alcance de la autoridad del código.

Las consecuencias.

La debacle de la EC fue el fin del comic dirigido principalmente al público no infantil, forzando a lectores juveniles a volver a consumir los ya estancados y exhaustos títulos relacionados con el género de piratas o de western. El muerto viviente que era el comic de superhéroes, que a duras penas sobrevivía en los primeros cincuenta debido precisamente a la EC y el nuevo paradigma que representaba en contraposición a los personajes que durante los tiempos de la Segunda guerra mundial fueron convertidos en aburridos elementos de propaganda hasta el punto de dejar de interesar al publico al cual estaba básicamente dirigido, el género de súper héroes empezó a levantar el vuelo con todos aquellos lectores desilusionados o cansados del resto de títulos del mercado, iniciando así, a finales de los cincuenta e inicios de los sesenta la llamada Silver age de los súper héroes, que impondría el género en el medio norte americano a medida que los géneros tradicionales de aventures desaparecían con el cierre de las otras editoriales que no eran capaces de seguir el ritmo de creación de personajes con atributes sobrehumanos.

No obstante, no todo fue culpa de los padres preocupados por los adolescentes rebeldes o los senadores que querían seguir la estela de McCarthy, sino también de los medios de comunicación, que faltos de ética y motivados por la facilidad de venta de la noticia gracias al sensacionalismo, magnificaron la culpa de un problema a un medio que nada tenía que ver con el mal estar social de aquellos años de post guerra. Posiblemente si los medios hubieran apoyado a los editores en vez de aprovecharse del pánico moral que se estaba adueñando del país, quizás el comic americano gozaría hoy en día de la madurez de los medios europeos o japoneses, pero tales afirmaciones serían tan solo especulaciones.

Ciencia ficción de la mala.

Bibliografía:

-Benton; Mike. The comic book in America: an illustrated history. Taylor publishing company. 1989 I.S.B.N. 0-87833-659-1

-Benton; Mike. The illustrated history of science fiction comics. Taylor publishing company. 1992. I.S.B.N. 0-87833-789-X

-Wertham; Fredric; Seduction of the innocent. Amereon Ltd. 1954. I.S.B.N. 0-8488-1657-9

-Wrigth; Bradford W. Comic book nation: the transformation of youth culture in America. John Hopkins university press. 2001. IS.B.N. 0-8018-7450-5

-Referencias en la red: http://en.wikisource.org/wiki/Comic_book_code_of_1954